ANOCHE NO PUDE PEGAR OJO

Anoche no pude pegar ojo... estuve contemplándote todo el tiempo sin poder quitar la vista ni un momento de ti. Creo que he analizado cada centímetro cuadrado de tu piel, cada pliegue, cada inhalación y cada exhalación, rítmica y arrítmica, cada tímido movimiento de una mano, un brazo, un dedo... y, de vez en cuando, te has dado la vuelta violentamente, como queriéndome decir que has acabado un sueño y te preparas, paciente y placenteramente para iniciar otro capítulo más en la sala de cine de tu inconsciente...

Te he visto sonreír, fruncir el ceño, apretar los dientes y abrir la boca, casi invitándome a besarte. He colocado mis labios cerca, muy cerca de los tuyos, pero no he podido llegar besarte por miedo a que te despertaras, a que me odiaras por haberlo hecho, a que pensaras que el tio con el que llevas casi dos meses durmiendo es un psicópata o un voayeur... que a veces pienso que lo soy.

Roncas, poquito, pero roncas. Y solo de vez en cuando... a mi me resulta hasta gracioso. Cuando conoces a una persona y... te enamoras, no se te pasan por la cabeza detalles como que esa persona pudiera roncar o... ¡bueno! Lo de imaginártela en la taza del vater y todo eso que es muy desagradable y... en fin... que ya me estoy yendo por los Cerros de Úbeda...

¡Ah! Me has quitado la manta,¡ y varias veces...! y cuando me he quedado desprotegido he sentido frío... y no porque lo hiciera (que lo del gas natural, parece que no, pero se nota) sino porque al verme desnudo, sobre la cama he tenido miedo. Creo que nunca te había tenido tan cerca y tan lejos a la vez. He sentido celos de tus sueños, de las personas que pudieran estar apareciendo en ellos, he dudado si, cuando sonreías, era yo el protagonista o no tenía mas que una simple figuración... entonces me acercaba a tu piel y la olía, una y otra vez, y volvía a sentirme reconfortado, aliviado... volvía a contemplarte.

No me puedo creer que esté pasando por esto otra vez... ¡y no creas que no me jode! Pero a ver como coño te lo digo sin cagarla otra vez y lo de siempre: tu te asustas por todo lo que te estoy diciendo y la historia de siempre... ¡ssshhhhh! No... no pasa nada.... no.... vuelve a dormir, estoy bien...
¿sabes? Me voy al salón a fumar un cigarro. Creo que esta noche tampoco voy a pegar ojo...