EN EL BAR
Perdona ¿me pones otra cerveza? Muchas gracias... ¿sabes? Mi mujer me ha dejado... y lo peor de todo es que me ha dejado por un abogado, mucho más guapo que yo, con más dinero que yo, con más carisma que yo y, seguramente, con más rabo que yo... Anda, ponme también un chupito de bourbon que voy a hacer un combinado...
Y me lo ha dicho así, como quien no quiere la cosa. Llego esta tarde a casa y ¡pumba! me dice que lleva dos años viéndose con un abogado de Sevilla que ejerce aquí. ¡dos años! Si no llevamos ni tres casados... al parecer se ven en su piso, en el centro, de quinientos metros cuadrados y una terraza desde la que, según ella, se ve tanto el amanecer como el atardecer ¡joder! Fue ella quien se empeñó en que compráramos ese piso interior. Interior pero cuco y acogedor, decía... y ahora dice que en casa le falta el aire... y eso vimos uno con terraza y vistas a la M-30 y no le gustó...
Oye... ¿te importaría cambiar de música? Es que el chunda-chunda no empasta mucho con mi estado emocional post-ruptura. ¿no tienes Jazz o algo así? ¡ah! Que no... ya, lo entiendo... Bueno, pues si no, no pasa nada... vamos, que el local no es mío... y yo, al fin y al cabo, siempre he sido el último mono...
Pues así te lo cuento... ha cogido la maleta grande (la mía, por cierto), ha metido cuatro cosas más el secador y me dice que ya hablaremos del divorcio y del reparto. Claro yo le he dicho que qué pasaba con los niños y ella me ha dicho, pues la verdad, que no tenemos niños... pero cuando estás en esas situaciones límite es que no sabes ni que decir para intentar arreglarlo... te agarras a un clavo ardiendo... ¡yo que se...!
¡anda! Ponme un gin-tonic y de perdidos al rio... y es que ¡joder! ¡ahora lo entiendo! Siempre rehuía cuando le hablaba del tema niños. ¡claro! Ella ya estaba viéndose con ese cerdo letrado y yo queriendo formar una familia feliz, de esas de las que los fines de semana se van a la sierra o al parque de atracciones...
¿chupito de almendras no tendrás? Es que a mi me gusta mucho... ¿qué no me sirves más? ¿por qué? Si te lo voy a pagar... aun no me ha desplumado esa zorra. ¡ah! Que vais a cerrar... bueno, pues nada... cobrate las siete cervezas, la copa y el chupito... ¡ah! que me invitas al chupito, pues gracias... oye... ¿y tu qué tienes que hacer ahora...?
Perdona ¿me pones otra cerveza? Muchas gracias... ¿sabes? Mi mujer me ha dejado... y lo peor de todo es que me ha dejado por un abogado, mucho más guapo que yo, con más dinero que yo, con más carisma que yo y, seguramente, con más rabo que yo... Anda, ponme también un chupito de bourbon que voy a hacer un combinado...
Y me lo ha dicho así, como quien no quiere la cosa. Llego esta tarde a casa y ¡pumba! me dice que lleva dos años viéndose con un abogado de Sevilla que ejerce aquí. ¡dos años! Si no llevamos ni tres casados... al parecer se ven en su piso, en el centro, de quinientos metros cuadrados y una terraza desde la que, según ella, se ve tanto el amanecer como el atardecer ¡joder! Fue ella quien se empeñó en que compráramos ese piso interior. Interior pero cuco y acogedor, decía... y ahora dice que en casa le falta el aire... y eso vimos uno con terraza y vistas a la M-30 y no le gustó...
Oye... ¿te importaría cambiar de música? Es que el chunda-chunda no empasta mucho con mi estado emocional post-ruptura. ¿no tienes Jazz o algo así? ¡ah! Que no... ya, lo entiendo... Bueno, pues si no, no pasa nada... vamos, que el local no es mío... y yo, al fin y al cabo, siempre he sido el último mono...
Pues así te lo cuento... ha cogido la maleta grande (la mía, por cierto), ha metido cuatro cosas más el secador y me dice que ya hablaremos del divorcio y del reparto. Claro yo le he dicho que qué pasaba con los niños y ella me ha dicho, pues la verdad, que no tenemos niños... pero cuando estás en esas situaciones límite es que no sabes ni que decir para intentar arreglarlo... te agarras a un clavo ardiendo... ¡yo que se...!
¡anda! Ponme un gin-tonic y de perdidos al rio... y es que ¡joder! ¡ahora lo entiendo! Siempre rehuía cuando le hablaba del tema niños. ¡claro! Ella ya estaba viéndose con ese cerdo letrado y yo queriendo formar una familia feliz, de esas de las que los fines de semana se van a la sierra o al parque de atracciones...
¿chupito de almendras no tendrás? Es que a mi me gusta mucho... ¿qué no me sirves más? ¿por qué? Si te lo voy a pagar... aun no me ha desplumado esa zorra. ¡ah! Que vais a cerrar... bueno, pues nada... cobrate las siete cervezas, la copa y el chupito... ¡ah! que me invitas al chupito, pues gracias... oye... ¿y tu qué tienes que hacer ahora...?
(doce monólogos para casting)
2 comentarios:
¿Habéis visto lo de Etón? Una cosa es querer decir cosas y otra es aburrir con pedanterías antiteatrales. Bien por vosotros y por vuestro divertido verso. Lo decís bien, especialmente la infiel, el cornudo y el estudiante inglés.
en fin es tan profundo el abismo que se cae todo lo que uno quiera. Y más.... Quien lo probó, lo sabe
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